¿Hay alguien ahí?

Pero gracias a la luz la casa estaba intacta. Al menos tal y como la dejaron. Se acercó a la puerta, o a lo que quedaba de ella, y comenzó a inquietarse. La puerta estaba, tal y como la dejo Abrán, partida por la mitad. No solo estaban sin agua y sin calefacción, sino que ni siquiera tenían puerta.

Estaba con un pie dentro de la casa de su amigo y estuvo a punto de llamarlo por su nombre. Incluso se había puesto una mano alrededor de la boca, para que se le oyera mejor. Pero se quedo así y no gritó. Por unos segundos Set pareció ser una estatua de sal. Después se giró rápidamente y pegó un golpe en lo que quedaba de la puerta.

- ¡Maldita sea! ¡Pero como no me he dado cuenta antes! ¡Aquí no hay nadie!

Set estaba tan concentrado en pensar que es lo que le iba a decir a Abrán, que no se había dado cuenta hasta entonces de algo muy simple. El coche de sus amigos no estaba allí. Así que su primera impresión había sido correcta. Aquel lugar estaba desolado. Desolado y vacío.

Set volvió malhumorado a su vehículo, se montó en él y cerró la puerta. Después se apoyo en el volante y comenzó a pensar. ¿Dónde estaban? ¿Por qué les habían mentido, al decir donde se iban? Era un comportamiento muy extraño.